La imagen que aquí vemos representa
una de las plazas más importantes de Medina Sidonia (Plaza de
España), una imagen que desmenuzarla con la mirada sería como
obligarte a bajar los escalones del sótano oscuro de la memoria.
Medina Sidonia, más de un siglo en imágenes, que nos esperan para
enseñarnos que, desde su acotada inmovilidad la vida sólo es
tiempo, nada más que tiempo, este mosaico incierto que vamos
componiendo con la fugacidad de los instantes, este tejido expectante
que, abolida la memoria, se perderá para siempre. Este tipo de
imágenes traspasan el campo de visión, aunque no por eso se dejen
de escribir. Por lo tanto, Medina Sidonia, como pueblo indeleble,
representa una gran calidad simbólica y da rienda suelta a lo que
describe, sin necesidad de movimiento, solo con la escasa presencia
de gente y la época en que viven, solamente con eso resulta difícil
descifrar el misterio que ella plantea. Limpiándola con la mirada se
percibe en ella algo más que la misma imagen, algo que, si es que no
fluye por lo más profundo, flota como un aura por encima de las
apariencias, algo que se presiente más allá de los contornos, esa
cosa mágica que las fotografías deben arrebatar a los hombres. Por
todo esto, por este cúmulo de misterios y grandes cosas que se
pueden encontrar aquí, Medina Sidonia podría calificarse como “un
pueblo donde la vida prevalece en todos los sentidos, y que
profundizando en él, se puede llegar a descubrir casi imposibles”.
Por Antonio Macías Sánchez
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