jueves, 12 de febrero de 2009

EL INSECTO DESOBEDIENTE

Aquella mañana Gregorio Samsa amaneció convertido en un repugnante insecto.
Cuando se vio en lo que se había convertido, solo quería estar a solas y se fue a dar una vuelta por el medio del campo. Vio un coche grande de color rojo con gente muy rara. Entonces se subió en un gran árbol. Se esperó hasta que el coche se alejó. Cuando el coche se fue se bajó del árbol y siguió detrás del coche; cuando se dio cuenta se encontró un gran charco en medio del carril. Entonces no podía seguir caminando y se volvió hacia atrás.
Cuando llegó a su casa, le dijo a la madre Pepa:
-Mamá me ha pasado una cosa durante el camino.
-¿Qué te ha pasado? Le preguntó la madre.
- Ha pasado un coche por el camino donde yo iba caminando e iba gente muy rara en él.
-¿Y qué has hecho?
- Me monté en el primer árbol que vi para esconderme. Cuando el coche se alejó me fui detrás de él sin que me vieran pero en el camino me encontré un charco y ya no pude pasar. Entonces me volví para casa.

Al día siguiente Gregorio Samsa volvió a pasear por el mismo camino y a la misma hora. De repente escuchó un ruido, era otra vez el coche. Entonces Gregorio se volvió a esconder y salió cuando se había alejado un poco. Lo siguió pero no pudo ver adonde iba ese coche porque iba demasiado rápido. Entonces regresó a casa.
Cuando llego a casa, le volvió a contar a la madre lo que le había pasado. La madre le dijo que no volviera a pasar por ese camino, que esa gente podía ser peligrosa.

Pero Gregorio no le hizo caso a su madre y al día siguiente volvió a ir. Cuando escuchó de nuevo el coche, se volvió a montar en el árbol. Como el coche iba rápido Gregorio pensó en utilizar las alas que tenía. Se tiró del árbol y empezó a volar. Voló y voló e iba mirando hacia donde iba el coche. El coche se paró en la cima de una montaña donde había un pequeño castillo. Los hombres que iban montado en el coche se bajaron y se pusieron a vigilar todo el campo.

Finalmente los hombre lo vieron volando y uno de ellos empezó a correr hacia el coche y cogió una escopeta y empezó a disparar. Gregorio cuando escuchó los tiros, se asustó y aterrizó en un árbol, se bajó y empezó a correr para su casa. Llegó a su casa con una cara de asustado y la madre le preguntó:
-¿Qué te ha pasado?
-Nada mamá, nada.

Gregorio no se lo quería contar a su madre porque su madre lo podía castigar. Entonces no se lo contó y así se llevó toda su vida hasta que se lo contó. La madre lo castigó porque ella le había dicho que no fuera por allí más. Entonces Gregorio se quedo más tranquilo porque ya la madre lo sabía. Y ya no salía nunca de su casa, estaba todo el día tendido en el suelo y así acabo toda su vida.

Pedro Iván Vallejo (1º ESO B)

lunes, 2 de febrero de 2009

Sharjah, el insecto asesino.

Aquella mañana de verano Gregorio Samsa amaneció convertido en un repugnante insecto. Gregorio se encontraba de camping con su instituto “I.E.S Sidón ”. El camping estaba situado en Tarifa. El camping era mediano. Había mucha gente alojada. Sus amigos no lo reconocían, no le hacían nada de caso. Era pequeño y repugnante como una cucaracha. Pero dos de los niños lo reconocieron porque había dormido junto a él.
Cuando llegaron al instituto fueron al laboratorio de naturales. Allí estuvieron con las profesoras Inés y Rosario. Entonces las profesoras lo interrogaron:

- ¿A qué hora te acostaste? –preguntó la profesora.
- A las 00: 15 más o menos-contestó Gregorio.
Rosario mandó a Alberto a por el parte de asistencia para ver su nombre completo:

- Gregorio Samsa, eh… un buen chico, ¿cuánto sacaste en naturales?- preguntó Rosario.
- Un 7 – contesto Gregorio
El chico empezó a recordar y vio un mosquito grande y peludo.
Entonces ya todos los profesores empezaron a investigar qué clase de mosquito era.

- Sharjah, un mosquito Egipcio – dijo Luís.
Concha, que era una maestra muy divertida, dijo:
- Pues vamos a Egipto y encontraremos a ese mosquito.
Cuando llegaron allí, se enteraron de que ese mosquito lo había creado Said, un malvado egipcio. Su laboratorio estaba en una pirámide, tenía a doce elfos, enumerados. Él se había enterado de que el instituto había ido para destruir el mosquito.

- Número uno, pon una trampa en la puerta- dijo Said.
Cuando llegaron a la puerta pasaron… y de repente una piedra gigante salió tras ellos.
Se echaron a otra calle a la izquierda y la piedra corrió hacia abajo. El malvado Said estaba creando una araña gigante y peluda. Concha entró por la puerta del laboratorio con Inés , y dijeron.

- Alto ahí, malvado-dijo Luís Martínez.
- No me cogéis,-dijo Said.
Y en ese mismo instante Jesús Suárez lo cogió del brazo y dijo:
- Lo tengo, venid Concha, Luis, Rosario, Inés…
Lo cogieron, lo amarraron en una silla, y le dijeron que si había una pócima para curar a Gregorio. Said dijo:

- Sí, la pócima está en la nevera.
Cuando Gregorio la tomó dijo Said: “Se tiene que poner en cama y reposar”.
Él llegó a su casa y Concha explicó a su madre Ana cómo se había convertido en ese bicho tanta feo. La madre comprendió la situación .
A la semana Gregorio estaba regular . Solo tenía el brazo con un gran moratón .
Ana, la madre de Gregorio, lo llevó al médico y le contestó que solo era una picadura.
Le mandó un antibiótico, él se curó y vivió feliz.


JOSÉ MANUEL GUTIÉRREZ ALMAGRO (1º ESO B)