lunes, 11 de mayo de 2009

En busca de nuestros padres

Nos reunimos mis amigos y yo sin padres en una casa grande y apartada. Nos advirtieron por unos altavoces de que no podíamos salir de la casa y que había cámaras escondidas por todos lados. La casa estaba embrujada, mis amigos y yo fuimos corriendo a la salida y la puerta estaba cerrada. Fuimos a la puerta del patio y también estaba cerrada. Intentamos salir por una ventana pero tenía una reja, entonces miramos todas la ventanas y todas tenían rejas. Nos quedamos sentados a pensar cómo salir. Escuchamos por los altavoces: “no podéis salir”.
-Tengo una idea. Buscamos los altavoces y seguimos los cables.-Dije yo
-Venga vamos- dijeron mis amigos.
Nos pusimos a buscar los altavoces. Dijo un amigo mío:
-Lo encontré.
Entonces seguimos los cables y nos condujeron hasta la planta más alta y allí había una puerta que brillaba por los filos y dije yo:
-Aquí tienen que estar los hombres que nos han encerrado en esta casa. Mi amigo Pepe me dijo:
-Abre tú la puerta.
-Vale, pero coger un palo o algo.
Mis amigos cogieron de todo: jarrones, la escoba, fregona… Abrí la puerta poco a poco y me encontré a mí padre y a los padres de mis amigos. Nosotros nos pusimos a llorar y a llorar porque creímos que nuestros padres habían muerto, pero no, estaban vivos,
yo estaba muy contento con mis amigos, mi padre y el de mis amigos se reunieron para hacer esto.
-Tenemos que celebrar esto. -Dije yo delante de todos.
Pidieron pizzas, pollo con patatas, coca cola, de todo y llamamos a nuestras madres.
Mi padre y los padres de mis amigos nos hicieron un regalo: una bicicleta de montaña para cada uno, mis amigos y yo quedamos un día para ir a dar una vuelta por el campo. Un amigo mío que se llamaba Pedro se le pinchó la rueda de delante de la bicicleta con una tuna que estaba en el carril. Pedro tuvo que ir andando porque si no, se cargaba las llantas. Tuvimos que ir a la par de él, yo vi una casa desde lejos y les dije a mis amigos:
-Chavales he visto una casa aquí cerca.
Llegamos a la casa que estaba abandonada y no había nadie, pero detrás de la casa había un garaje y entramos, nos pusimos a buscar en el garaje si había parches.
-Ya lo encontré, aquí hay una caja lleno de parches.-Dijo Pedro:
Nosotros le pusimos el parche.
-Otro día me traigo dos cajas de parches. –Dijo Pedro:
Nos fuimos ya para nuestras casas, ya era casi de noche, llegamos a nuestras casas y yo comí, me duché y me acosté a dormir en mi cama. Otro día fui con mis amigos, otras vez al campo. Y dimos una vuelta por donde fuimos el otro día y la casa que vimos no estaba, solamente las marcas de la casa de dónde estaba.

DIEGO CORTÉS MUÑOZ 1º ESO A

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