lunes, 2 de febrero de 2009

Sharjah, el insecto asesino.

Aquella mañana de verano Gregorio Samsa amaneció convertido en un repugnante insecto. Gregorio se encontraba de camping con su instituto “I.E.S Sidón ”. El camping estaba situado en Tarifa. El camping era mediano. Había mucha gente alojada. Sus amigos no lo reconocían, no le hacían nada de caso. Era pequeño y repugnante como una cucaracha. Pero dos de los niños lo reconocieron porque había dormido junto a él.
Cuando llegaron al instituto fueron al laboratorio de naturales. Allí estuvieron con las profesoras Inés y Rosario. Entonces las profesoras lo interrogaron:

- ¿A qué hora te acostaste? –preguntó la profesora.
- A las 00: 15 más o menos-contestó Gregorio.
Rosario mandó a Alberto a por el parte de asistencia para ver su nombre completo:

- Gregorio Samsa, eh… un buen chico, ¿cuánto sacaste en naturales?- preguntó Rosario.
- Un 7 – contesto Gregorio
El chico empezó a recordar y vio un mosquito grande y peludo.
Entonces ya todos los profesores empezaron a investigar qué clase de mosquito era.

- Sharjah, un mosquito Egipcio – dijo Luís.
Concha, que era una maestra muy divertida, dijo:
- Pues vamos a Egipto y encontraremos a ese mosquito.
Cuando llegaron allí, se enteraron de que ese mosquito lo había creado Said, un malvado egipcio. Su laboratorio estaba en una pirámide, tenía a doce elfos, enumerados. Él se había enterado de que el instituto había ido para destruir el mosquito.

- Número uno, pon una trampa en la puerta- dijo Said.
Cuando llegaron a la puerta pasaron… y de repente una piedra gigante salió tras ellos.
Se echaron a otra calle a la izquierda y la piedra corrió hacia abajo. El malvado Said estaba creando una araña gigante y peluda. Concha entró por la puerta del laboratorio con Inés , y dijeron.

- Alto ahí, malvado-dijo Luís Martínez.
- No me cogéis,-dijo Said.
Y en ese mismo instante Jesús Suárez lo cogió del brazo y dijo:
- Lo tengo, venid Concha, Luis, Rosario, Inés…
Lo cogieron, lo amarraron en una silla, y le dijeron que si había una pócima para curar a Gregorio. Said dijo:

- Sí, la pócima está en la nevera.
Cuando Gregorio la tomó dijo Said: “Se tiene que poner en cama y reposar”.
Él llegó a su casa y Concha explicó a su madre Ana cómo se había convertido en ese bicho tanta feo. La madre comprendió la situación .
A la semana Gregorio estaba regular . Solo tenía el brazo con un gran moratón .
Ana, la madre de Gregorio, lo llevó al médico y le contestó que solo era una picadura.
Le mandó un antibiótico, él se curó y vivió feliz.


JOSÉ MANUEL GUTIÉRREZ ALMAGRO (1º ESO B)

No hay comentarios: