El drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de los vecinos, un hombre haciendo de comer, un muchacho echándose la siesta, un adolescente con lágrimas en los ojos hablando por teléfono, una niña merendando un colacao, una niña chateando, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común,de modo que el en instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa merecía ser vivida.
3ºESO C Natacha Torres Gómez
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